11 Maneras de Inspirarse a la Hora del Rol.

1/ En el periódico o televisión. En fin en las noticias. Es una gran fuente de inspiración para encontrar conflictos, sean tramas principales o subtramas.

2/ Anécdota de un amigo o propia. Los recuerdos son, la mayoría de las veces un motor que nos ayuda en una acción determinada.

3/ Estate atento a tus emociones y qué las provocan, suelen ser una buena fuente de inspiración. Como decía una amiga, todas las emociones tienen nombre, vienen de algún lado, no son buenas ni malas, sino “sintomáticas”, es decir que expresan síntomas de estar alegre o triste, de estar pasando una mala racha… Cada persona expresa las emociones de manera diferente, pero todos las tenemos.

4/ “Nunca te acostarás sin saber una cosa más” es una frase que solemos repetir de vez en cuándo y esa cosa nueva que has aprendido puede ser la idea generatriz de una historia que quieras contar.

5/ Cuándo necesito inspirarme suelo dedicarme a navegar por Internet. Busco blogs en otros idiomas, especialmente aquellos dedicados a fotografías de personas o sitios hermosos me sugieren historias y relatos por narrar (quizá eso sea personal, pues tengo una mente muy gráfica), pero quizá puedas leer relatos de otras personas o visitar webs de países o lugar interesantes.

6/ Ver lo conocido cómo desconocido y lo desconocido como conocido. Es decir ver lo cotidiano con otros ojos, y aquello que nunca soñaste verlo con total claridad.

7/ Tomar todo tipo de secretos: un “secreto de familia”, un “secreto de confesión”, “el secreto de estado”, “el secreto profesional”, como motores de un texto. Es uno de los conflictos que se desvelan al final del relato y que suelen resultar más sorprendes para el lector.

8/ Leer, leer y leer libros de toda clase y condición, revistas, crónicas… Será un tópico, pero siempre que leo una buena novela y me meto en su mundo, casi me imagino que soy un personaje y me meto en la historia.

9/ Ponerte, literalmente, en la piel de tu personaje, y ver cómo actuaría él en esa situación.

10/ Viajar. Da igual que sea al pueblo de al lado, o al fin del mundo: llévate siempre la libreta. Yo siempre me inspiro cuando salgo de mi entorno y me enfrento con cosas que nunca antes había visto.

11/ Los sueños son otra gran fuente de inspiración. Yo suelo dormir siempre con un cuaderno cerca, porque cuando estoy tumbaba y aún no estoy dormida, suelen venirme las mejores ideas (os lo prometo). Así mismo, tengo algunos sueños tan originales, que no puedo evitar despertarme en mitad de una noche más de una vez y apuntarlos, porque sino, cuando me despierto por la mañana ya se me han olvidado. Los he utilizado en más de un relato.